Las redes de empresarias existen desde hace mucho tiempo, pero ahora con las redes sociales han adquirido un nuevo sentido.
Recientemente me preguntaban por qué últimamente están surgiendo tantas redes de mujeres empresarias; para mi está claro, queremos espacios propios y somos un mercado.
¿Por qué sólo de mujeres?
El pasado 21 de junio se celebraba en Madrid el "Inspiration Day", un encuentro promovido por Womenalia que reunió a 1.200 mujeres (y hombres) directivas, profesionales, empresarias y emprendedoras. Esta red, creada en septiembre de 2011 con el reto de ser la primera red social de mujeres profesionales, está compuesta ya por 64.500 usuarias de 26 países distintos, y espera llegar a los 40 millones de usuarias en 2015.
Fruto de sus impresionantes cifras, así como de una clara estrategia empresarial, a los tres meses de puesta en marcha recibió 550.000 euros de inversión por parte de un nutrido grupo de business angels y personalidades de referencia de la economía digital. Womenalia es uno de los mejores ejemplos de que las redes entre mujeres empresarias, emprendedoras y profesionales son, sin duda, necesarias y apreciadas por nosotras.
Varios estudios han demostrado que las relaciones entre empresarias refuerzan sus negocios, y por ello los espacios de relación profesional y empresarial entre nosotras son una de las claves para el desarrollo de nuestras iniciativas, en especial porque facilitan:
- La gestión de nuestra visibilidad.
- La generación de complicidades, de aprendizaje mutuo y de intercambio de experiencias.
- El surgimiento de sinergias y alianzas.
- Un mayor poder de negociación y representación con terceras organizaciones, grupos profesionales o grupos de interés.
En general, el éxito de una persona emprendedora guarda estrecha relación con el tipo de redes en las que participa, ya que estas contribuyen al acceso a recursos informativos, físicos, financieros, de contactos, etc. que favorecen la sostenibilidad de tu empresa. Por ello, en momentos de especiales dificultades para todas, una buena estrategia para impulsar el desarrollo y consolidación de nuestras empresas son las redes profesionales y empresariales.
En los últimos cinco años han surgido en España infinidad de redes sociales-profesionales creadas por y para mujeres empresarias. Algunos de los ejemplos que agrupan a más empresarias y profesionales son: AGIMA, Círculo de Mujeres de Negocios, Conectadas by Networking Activo, Ellas 2.0,European Professional Women’s Network, EOL, dirActivas, GrupoEllas, Mujeres&Cia.
Pero, ¿no había redes de mujeres profesionales, empresariales o emprendedoras en España antes de este boom del networking on-line?
Ciertamente sí, aunque se han creado formalmente como grupos de interés y de captación de recursos y han sido tradicionalmente off-line. En España existen cerca de 200 asociaciones, plataformas, fundaciones y otras organizaciones sin ánimo de lucro de mujeres empresarias, emprendedoras y profesionales, algunas de ellas con larguísimas trayectorias y la mayoría arraigadas en un territorio local o regional.
El papel de estas redes tradicionales ha cambiado en los últimos años y, a mi modo de ver, ello es debido a varios factores:
1. Representar o servir:
Muchas de estas organizaciones siguieron las estructuras, valores y prácticas de las redes empresariales clásicas (cámaras de comercio, círculos de negocios, patronales, etc.), pero con una clara vocación de favorecer los espacios de representación, relación y poder entre y para las mujeres empresarias.
Durante mucho tiempo representar los intereses de las mujeres empresarias ha sido un argumento suficientemente potente pero, en mi opinión, el reto actual es adaptar esos valores y prácticas a las nuevas necesidades, intereses y objetivos de las mujeres empresarias de hoy.
Aunque parte de la literatura emprendedora apunta que las empresarias necesitamos más contactos de apoyo emocional que reviertan en nuestros negocios, lo cierto es que en las redes formales buscamos sobre todo resultados prácticos y duraderos que beneficien a nuestras empresas. Ello supone un aviso para las redes empresariales que quieran captar y conservar nuestra atención: aunque tengamos motivos personales que nos vinculen a la red Por ejemplo que alguien en quien confiamos nos recomiende ser parte – el retorno que obtengamos no sólo debería ser afectivo sino también de orden práctico para nuestras empresas.
2. Endogamia o apertura:
En la práctica, este tipo de redes han aglutinado un número poco representativo de empresarias y han generado espacios de relación entre ellas muy necesarias, pero a la vez endogámicas.
Las redes extensas y superficiales nos proporcionan mayor variedad de perfiles, opciones más diversas y muchos inputs alejados de nuestra perspectiva. Son contactos fáciles de utilizar pero difíciles de mantener; sirven, sobre todo, para ocasiones en las que la información o el contacto que necesitamos se puede resolver de forma casi inmediata.
Las redes cercanas y profundas nos proporcionan información más fehaciente, con más matices y con mayor extensión. Requieren ser cultivadas con más tiempo y dedicación, abrirse a los afectos y cargarlas a nivel personal y/o social. Son redes que sirven de apoyo y sustento durante periodos prolongados de tiempo, aportando resultados a medio y largo plazo.
Paul Seabright, autor del libro “The Company of Strangers: a Natural History of Economic Life”, explicaba en un documental televisivo llamado “Cuando las mujeres mandan”, que realizó una observación del uso de los teléfonos por parte de una muestra de mujeres y hombres profesionales, hallando que mientras ellos realizaban muchas llamadas cortas para realizar planes, organizar, negociar cosas, etc. nosotras invertíamos más tiempo en cada llamada, realizando al fin menos contactos que ellos.
Los estudios apuntan que empresarios y empresarias tenemos distintos grados de profundidad y cercanía de nuestras redes. Mientras que las empresarias tendemos a tejer redes en la cercanía que nos aporten vinculaciones profundas con quien forma parte de ellas, los empresarios parecen sentirse mucho más cómodos con relaciones profesionales más superficiales y mucho más extensas que las nuestras.
Pese a ello, la incursión de las redes sociales y de las plataformas online, en las cuales las mujeres profesionales son las principales usuarias y consumidoras, ha modificado la forma tradicional de hacer red entre estas. Las tradicionales organizaciones de mujeres empresarias parecen no haber tomado suficientemente en cuenta el calado de esta transformación y muchas de ellas han llegado demasiado tarde al uso de las redes sociales-profesionales online.
3. Apoyo o independencia:
Muchas de las organizaciones empresariales de mujeres, especialmente las de ámbito local, han dependido en exceso del impulso público, tomando poca autonomía de gestión y liderazgo de los intereses de las propias asociadas. Las instituciones públicas de impulso al desarrollo económico local han venido impulsando la creación de redes formales de empresarias y emprendedoras, convencidas de la necesidad y bondad de las redes para sus negocios, pero no partiendo de la iniciativa de las propias empresarias.
Esto también es cierto para aquellas que dependían económicamente de los recursos públicos, tanto directos (en forma de subvenciones o contrataciones externas), como indirectos (en forma de disponibilidad de infraestructuras o de personal de apoyo, por ejemplo). La mayoría de estas organizaciones han muerto en el camino, cuando el apoyo y los recursos públicos han desaparecido.
4. Clientas o socias activas:
A menudo se han desarrollado desde la óptica del “clientelismo”, gestionando su actividad alrededor de la oferta de servicios a las mujeres y empresas que las formaban. Y en esto las nuevas redes grandes online tienden a reproducir el modelo.
En mi opinión, cualquier red debería tener una vocación instrumental para las personas que la forman: la red debe servir de algo a quien la conforma, y cuando la red deja de sernos útil deja también de tener interés para nuestra actividad empresarial.
Pero formar parte de una red no debería consistir sólo en recibir servicios y en sostener económicamente la estructura que hace funcionar la red (algunas redes se han mantenido a lo largo del tiempo precisamente para sostener su estructura), sino también en dar. Pocas de las redes formales existentes son capaces de vehicular auténticas prácticas de intercambio generoso, de vinculación y de participación activa de sus componentes.
En la medida en que las nuevas redes sociales-profesionales online tomen en cuenta estos factores, se convertirán en auténticas plataformas de desarrollo de nuestras empresas, además de en negocios lucrativos para sus impulsoras.
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